El niño perdido

Estamos en 1904, en la época de la Exposición Universal celebrada en Saint Louis. La familia Wolfe se ha trasladado desde Asheville y ha abierto aquí un pequeño alojamiento para los vecinos de su lejana ciudad natal que visitan la Exposición. Grover Wolfe tiene sólo doce años, pero, según dicen todos, una sensibilidad y una madurez extraordinarias…

He aquí uno de los textos más hermosos de la literatura norteamericana del siglo XX: la búsqueda del «niño perdido», del hermano muerto. Una historia, en cuatro tiempos, contada por uno de los grandes narradores de los años treinta: Thomas Wolfe, quien construye, con telón de fondo de esa América provinciana que aún hoy nos fascina, una novela tan bella como intensa, perfecta en su estructura e inigualable en su poder de evocación.

Leído en la prensa

«Una de las máximas aspiraciones de cualquiera de nosotros sería llegar a escribir algo con la altura y la poesía de El niño perdido.» Jack Kerouac

«En Norteamérica hay tres grandes escritores: primero está Wolfe, después yo, y después Hemingway.» William Faulkner, dos años después de recibir el Premio Nobel

«Un relato emocionante, de una rara perfección, y una hondura, o altura, que da vértigo.» Manuel Arranz, Levante

«Si el lector no ha leído nunca un libro de Wolfe, tiene ahora la oportunidad de entrar en su mundo, el mundo del sur norteamericano y su mundo interior. Pero además podrá experimentar su vértigo formal, la estructura casi lírica de su idioma narrativo, las repeticiones léxicas tan características de su estilo, las frases yuxtapuestas, todo ello para dar la sensación de una voluntad de totalidad de la experiencia humana del asombro por ser el mundo como es, de ser la vida como es.» J. Ernesto Ayala-Dip, El Correo

«Una novela muy recomendable, retrato sobre el duelo y la pérdida.» Jon Kortazar, El Correo

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