Cécile

Cécile es una novela autobiográfica que recorre buena parte de Europa, con el telón de fondo de la Revolución francesa y el período histórico posterior, y cuenta las complejas relaciones del protagonista, y también narrador de esta historia, con dos mujeres muy distintas e igualmente necesarias para él: su vieja amante y su futura esposa. Quizá por «lo delicado» de algunos pasajes, Benjamin Constant no se atrevió a publicarla en vida, y Cécile no vio la luz hasta 1951, cuando la editorial Gallimard la convirtió en el acontecimiento literario del año en Francia.

Si El cuaderno rojo, que publicamos en Periférica hace ahora un año, narra la primera etapa en la vida de Constant, Cécile se ocupa, centrándose sobre todo en el tema amoroso, de la siguiente, es decir, de los veinticinco a los cuarenta años del autor, una etapa que recordará ya retirado de la política y dedicado a escribir su historia de las religiones, junto a una mujer (Cécile, o mejor dicho: Charlotte de Hardenberg, su verdadero nombre) a la que profesa un gran afecto y que lo ama sin condiciones, pero por la que es incapaz de apasionarse, por lo que no tardará en volver a las andadas políticas y amorosas.

El propio Constant escribirá sobre otra de sus amantes: «Todavía no me quiere, pero le gusto. Son pocas las mujeres que se resisten a mi manera de estar absorbido y dominado por ellas».

Leído en la prensa

«Constant nos resulta creíble porque no puede creer y en sus contradictorias pasiones encontramos nuestras incertidumbres. Sin grandilocuencia, sin autocompasión, mirando hacia dentro y a la vez hacia fuera, con lucidez y capacidad de penetración psicológica.» Marta Sanz, Público

«Cécile constituye otra gozosa obra maestra o, si se prefiere, otro soberbio documento sobre una materia –la naturaleza de las pasiones humanas– que, vistos los resultados, apenas ha cambiado desde los tiempos de Constant y que viene personificada en sus páginas por el propio corazón del autor: un hombre inconstante y voluble, con una asombrosa capacidad romántica y que es, por añadidura, uno de los más asombrosos escritores que ha dado la literatura francesa.» Javier Ozón, La Vanguardia

«Provocador, dandi, artero apasionado, caprichoso, manipulador y manipulado, Constant ilustra no solo el testimonio de una época impetuosa –ese tránsito de la revolución al período napoleónico–, sino que aparece como primigenio visionario a la hecatombe emocional con que el liberalismo apremia a sus ciudadanos.» Antonio J. Rodríguez, Quimera

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