Mi romance

El narrador que nos habla en esta novela desde el estrado de un congreso de escritores en Long Island nos cuenta que trabajó para la revista Esquire y, más tarde, fue editor en Knopf. Y lo hace delante de «personajes reales» como el escritor James Salter o el crítico Denis Donoghue. Pero ¿es verdad todo lo que se cuenta aquí o se trata de una ficción?

Concebida como un monólogo improvisado por un escritor y editor excéntrico y misterioso llamado Gordon Lish, con sus libros y su sed de whisky a cuestas, Mi romance trata –más que de literatura y autores, más que de su ejercicio como famoso y controvertido editor, más incluso que de su psoriasis o sus ropas holgadas o sus posibles «romances» o su relación con el dinero– de la familia y de la vecindad de la muerte: dos de sus temas habituales. Y ambos son abordados en clave tanto de humor como de intriga; aunque en un sentido, digamos, beckettiano.

Estas páginas parecen tejidas, como ya señalara la crítica norteamericana, a partir de una madeja llena de nudos, y nos hablan del aparente desorden del mundo, su complejidad y su extrañeza. Pero al extender ese hilo sin desenredar del todo, el tejido que obtendremos, caótico en parte para algunos, será en todo idéntico a muchas vidas contemporáneas, un sudario perfecto incluso.

¿Caos o, más bien, pequeñas miserias? ¿Cinismo o, en realidad, verdades profundas? No estamos ante una novela «fácil», no; aunque quién dijo que la vida era fácil.

«Gordon Lish, famoso por muchas razones equivocadas, ha escrito algunas de las más fascinantes ficciones de los últimos años.» Don DeLillo

Leído en la prensa

«Otro artefacto (explosivo) que mina las fronteras de la ficción, y que confirma a Lish como un profesor de "Escritura creativa" realmente aterrador.» Philipp Engel, Qué leer

«Mi romance es un exabrupto literario, un grito con sordina como el de Munch, el discurso desatado de un condenado, con el recuerdo de papá y mamá haciendo mella y el Metoxaleno obsesionando su vida cotidiana. Una introspección pública, una confesión pasada de vueltas, una lección magistral de supervivencia, el desvalimiento envuelto en bravuconería, una bestia literaria. ¿Cómo quieren que un tipo así no entrara a saco en la obra de Carver?» Javier Aparicio Maydeu, El País

«Al asomarse a las paginas de Mi romance se encontrará una voz clara, firme y poderosa que parece enunciar un mensaje límpido.» Eugenio Fuentes, Diario de Mallorca

«Como si fuese un personaje de Samuel Beckett, el Lish de Mi romance mira a la enfermedad y a la muerte; se lamenta del fracaso como hijo; trata de escapar a los hábitos; trabar amistad con el caos, tabú para una sociedad demasiado hedonista para explorar sus verdaderos miedos.» Antonio Bordón, La Provincia

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