El enfermero de Lenin

He aquí una novela modélica para este tiempo de incertidumbres. «Modélica» por todo lo que nos revela en un tiempo sin revelaciones ya. Pero no impositiva, sino cordial: porque propone diálogo. La novela de un trasterrado (en cierto modo), de alguien que es tanto de un lugar como de otro. Y, no menos importante, la novela (también) de un desclasado. El joven profesor universitario y su padre obrero e hijo y nieto de agricultores. De La Mancha a Cataluña, de la estética del arado a la Estética con mayúsculas.

He aquí una novela de amor filial y de amor político. Una novela sobre la lucha de clases cuando ya quedan pocas fuerzas para la lucha, cuando ésta ha sido capitalizada por algunos partidos y reducida a eslóganes.

El padre está enfermo y vuelve a su lugar de origen, el hijo está «enfermo» de vida y de pasado, y también de deseo por saber y estar, como cuando era niño. Y se ríe de él mismo aún, y sigue teniendo miedo... pero ha aprendido a tenerlo. Es decir, a soportarlo.

En estas páginas no se desdeña el humor ni cuando se habla de la muerte o la locura, pero se hace de manera muy seria. Por fin, un libro que nos hace sonreír en medio de la melancolía sin negar «la posibilidad de la revuelta».

Leído en la prensa

«El enfermero de Lenin rezuma orgullo de clase. Más allá de eslóganes vacuos o de constructos intelectualoides, aquí la política está en cada resuello del enfermo, en esa pugna cotidiana con lo que significa pertenecer.» Juan Losa, Público

«Una novela sobre la lucha familiar multiplicada por la lucha de clases y dividida por la lucha contra la muerte aunque con la aquiescencia de una locura necesaria para hacer frente a lo inevitable.» María Teresa Lezcano, Sur

«El libro de Roma es una acumulación de escombros: de lo que pudimos haber sido, de las bravuconadas, de los trabajos que tuvimos y no conservamos, los amoríos, los suburbios que nos hicieron sagaces y desconfiados, nuestros temores infantiles, nuestras lecturas, nuestro rencor de clase, nuestras madres, de todas aquellas cosas que se nos ofrecieron gratuitamente y el precio que tuvimos que pagar por ellas.» Patricio Pron, El Boomerang

«Una novela que –por pulso, intención y diversión– harían muy mal en no coger al vuelo.» Eugenio Fuentes, La Nueva España

«En la novela de Valentín Roma cabe el humor y cabe el amor paterno filial y tienen cabida también los primeros impulsos ideológicos de un joven que quiso afiliarse a las juventudes del PCC pero no se lo permitieron por ser muy pronto para meterse en política.» José Fermín Hernández Lázaro, La Rioja

«Roma va a ser un narrador a tener en cuenta, sin duda.» Fermín Herrero, El Norte de Castilla

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