Destinos intermedios

Asesinos veteranos e improvisados, burócratas pueblerinos y adolescentes deseosas, un cuenta-chistes profesional y unas prostitutas desengañadas, entre otros personajes dibujados con precisión, son los protagonistas de esta vertiginosa historia que enlaza destinos en Aguasblancas, la población ribereña colombiana que Octavio Escobar Giraldo ya nos presentó en Saide, su primera novela, que bajo nuestro sello logró una buena acogida crítica y ha sido traducida posteriormente al alemán e italiano.

Destinos intermedios se atreve a desbordar los límites del género negro sin dejar de narrar una época y un tiempo marcados por la violencia, la marginación y el narcotráfico. Es una invitación a recorrer las carreteras que bordean el caudaloso río Magdalena con el calor asfixiando las páginas y el eco de los disparos atravesando los días.




 

 

Leído en la prensa

«En esta nueva y estupenda novela se disecciona con mucho oficio la sociedad colombiana de su tiempo, con todos sus contrastes y violencias (...). Octavio Escobar, como tantos otros escritores que se acercan al género pretendidamente policial, acaba siendo un cronista de un tempo y de una época.» Javier Goñi, El País

«Esta novela podría ser un resumen de la manera como hemos sido capaces de reírnos a carcajada suelta ante tanta violencia. Enseñados a reír y al mismo tiempo a llorar, somos el resultado de esa contraposición entre la alegría y el dolor.» Diego Santacruz, El Tiempo

«Un escritor cuidadoso que controla muy bien lo que hace, que no escribe ni una coma que no insinúe, dé a entender, anuncie mucho más de lo que dice, que no mantenga a aquel lector en vilo, arrastrándolo hasta el final del abismo a través de un rompecabezas, de un ‘descenso a los infiernos’ en los que ni los buenos son buenos ni los malos, en ocasiones, tan malos como el vértigo en el que han elegido vivir lo haría presentir.» José Giménez Corbatón, Heraldo de Aragón

«Escobar Giraldo es un escritor cuya economía de medios, cuyo sentido escenográfico, dispone en el breve lapso de estas páginas un angustioso relato donde la impunidad y el miedo, la fuerza coercitiva, acorralan al ciudadano en una ínsula de temor y en una suerte de colaboracionismo ineludible. Esta parece ser su habilidad: exponer escuetamente, con vertiginosa concisión, la completa deriva de lo humano.» Manuel Gregorio González, Diario de Sevilla

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