Una mujer en el frente

Una mujer en el frente, traducido hasta ahora a numerosas lenguas menos al español, narra la historia del primer matrimonio de la autora: la boda y la luna de miel de una joven ingenua e inteligente y un hombre de letras egoísta. La guerra los separa y Alaine pasa varios meses en el frente, ahora presa de los alemanes, luego víctima de los rusos. Su marido la da por muerta, pero ella no se rinde, sobrevive a la violencia, las enfermedades y la indiferencia de sus seres queridos.

Estas ganas de vivir, esta sinceridad dan una fuerza conmovedora a un texto tan terrible como hermoso, uno de los testimonios más valientes, sin duda, de la literatura centroeuropea de todos los tiempos.

Una mujer en el frente es, además de un homenaje a las supervivientes de la Segunda Guerra Mundial, una novela sobre las brutalidades que han cometido los hombres contra las mujeres a lo largo de la historia. Pero Polcz nos habla siempre con una equidad que nos sorprende por su generosidad y justeza; es difícil, muy difícil, tener el valor suficiente para contar cómo fue aquel infierno y mantener viva la capacidad de perdonar. Hay belleza a raudales en estas páginas, incluso en medio del lodo, incluso bajo las bombas. Entre tanto sufrimiento hay palabras aquí para la esperanza.

En 1991, en plena transición política, cuando las tropas rusas comenzaban a dejar el país, se publicó Una mujer en el frente: Alaine Polcz hizo estallar cuarenta años de silencio absoluto sobre los sufrimientos de la población femenina y sobre la violencia brutal de los soldados rusos durante la guerra. Es poco decir que el libro tuvo un éxito inaudito; para muchas lectoras (se trataba de 200.000 mujeres violadas, unas contagiadas con gonorrea, otras embarazadas) fue un alivio y una recompensa, y consiguió que el embajador ruso pidiera perdón por las atrocidades cometidas por el ejército soviético en el pasado.

«Este libro», según la propia autora, «nació de una grabación. Una amiga tuvo una crisis matrimonial y decidí contarle mi historia para consolarla. La grabé en una cinta y se la entregué. Después de escucharla me dijo: Sabes que tienes que publicarlo. Y así fue.»

Alaine Polcz murió en 2007 en Budapest. En su propia habitación guardaba el ataúd, regalo de cumpleaños de sus amigas, en el que sería incinerada. «Es de madera de tilo», contó ella misma, «así arderá mejor.» Luego añadió estas palabras: «Se ha de escribir todo. Todo y desnudo».

Leído en la prensa

«Hay que tener mucho valor para evitar el victimismo y la complacencia, para no buscar la compasión por haber padecido a los salvajes. Y a pesar de todo, es el testimonio de la vida que se aferra a lo que haya después de una violación.» Peio H. Riaño, El Confidencial

«Al salir del infierno, una vez acabada la guerra, el silencio se impuso. Los suyos, su propia familia, nadie quería oír hablar de la pesadilla de una mujer joven atrapada en el frente. Por eso en 1991, en plena transición política de Hungría hacia la democracia, cuando las tropas rusas empezaban a abandonar su país, la obra de Polcz causó un tremendo impacto: rompió el tabú que pesaba sobre las mujeres violadas sin piedad durante la guerra.» Mercedes Montmany, ABC

«El de Polcz es un testimonio estremecedor y femenino. Se detalla en él por primera vez el sufrimiento de las mujeres húngaras en el sitio de Budapest. Su palabra compone un alegato de dignidad y esperanza.» Pablo Martínez Zarracina, El Correo

«La historia de Polcz, de la que no oculta nada, fue la de cientos de miles de mujeres (cientos de miles de secretos) y la publicación del libro fue la primera vez que se hablaba de ello públicamente.» Elena Sierra, El Periódico Bilbao

«Humana y literariamente considerados los valores de esta admirable confesión (...) nos colocan ante una mujer de exquisita pluma y alma que no vacila en contarnos las más brutas bestialidades, haciendo bueno su lema: Se ha de escribir todo. Todo y desnudo.» Santiago Aizarna, El Diario Vasco

«La definición de Enzensberger, “heroínas de la supervivencia entre las ruinas de la civilización”, se adecua como un guante a este testimonio.» Ignacio F. Garmendia, Diario de Sevilla

«Pocos textos resultan tan conmovedores como éste.» Manuel Pecellín, Hoy

«¿Novela? ¿Memorias?, nos preguntábamos al principio. La propia autora culmina su relato con la mejor definición que acaso merece: "Ahora, cincuenta años más tarde, veo mi matrimonio de guerra como un fresco privado pintado en el muro de la historia mundial.» José Giménez, El Norte de Castilla

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