Recuerdos de un pasado que se desvanece

Esta intensa novela de aprendizaje reconstruye la niñez, adolescencia y primera edad adulta de Dan Ruttle (trasunto del propio autor) a partir de varias escenas de su vida en Irlanda, su paso por una escuela católica, la enfermedad de su hermano y su pasión por Olivia.

La primera mitad del libro se desarrolla en la localidad natal de Dan, quien nos recuerda al Stephen Dedalus del Retrato del artista adolescente de Joyce por su relación de amor-odio con Irlanda y por algunas de las sugerentes propuestas estilísticas aquí desarrolladas. Las angustias de la adolescencia y la iniciación al sexo, el amor colectivo a los deportes y las relaciones familiares, el miedo y las fantasías de todo tipo, el omnipresente paisaje irlandés…

En estas páginas, los fogonazos del presente y del pasado se entretejen con un lenguaje poético y una prosa de alto voltaje literario; y Higgins, que no teme sacar a la luz algunos de sus secretos familiares más íntimos, dibuja también su país, justo antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

 

Leído en la prensa

«Higgins es muy bueno recreando el sentimiento de liberación y flujo de todos los sentidos que acaecen con los primeros brotes del amor físico.» The Guardian

«Sin lugar a dudas, la mejor novela irlandesa desde En Nadar-dos pájaros y las novelas de Samuel Beckett.» The Irish Times

«La prosa feroz y deslumbrante de Aidan Higgins y la arquitectura de sus frases nos dejan sin aliento. Es uno de nuestros grandes escritores.» Annie Proulx.

«Una de las “falsas novelas” más hermosas que he leído […]:La lectura de este Bildungsroman en dos tiempos recuerda constantemente su deuda con el Joyce del Retrato (rígida educación católica) y su posterior influencia en la estupenda, y mucho menos conocida, Nadan dos chicos, del también irlandés Jamie O’Neill: las tres novelas utilizan elementos autobiográficos de sus autores para trazar sucesivas incursiones oblicuas en la historia irlandesa del siglo XX.» Manuel Rodríguez Rivero, El País

«Aunque lo narrado pudiera resultar en ocasiones exótico para el lector poco avezado en la realidad irlandesa, su contenido no deja de emocionar(...) pues no en vano Higgins habla de la naturaleza humana. Y eso es universal.» Antonio J. Ubero, La Opinión de Murcia

«Capítulo a capítulo, Aidan Higgins encripta su prosa con códigos poéticos hasta completar un retrato familiar que enlaza con un tiempo y un espacio marcados por la Segunda Guerra Mundial, incluyendo los años anteriores y posteriores al conflicto.» María Teresa Lezcano, Sur

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