Metafísica del aperitivo

Un hombre solo se sienta en la terraza de un bistró parisino del barrio de Montparnasse. Presa de un leve trance provocado por el alcohol, empieza a soliloquiar en silencio. En su monólogo interior fluyen recuerdos vividos o librescos, observaciones cáusticas sobre las nimiedades que acontecen en la terraza, así como un sinfín de agudas elucubraciones poético-filosóficas que, llenas de momentos de gracia, destilan un finísimo humor en consonancia con la hermosa ligereza de su empresa: tomar el aperitivo. Alcanzando el cénit íntimo de la paradójica lucidez que procura el alcohol, nuestro soñador recrea esos minutos profundos en que la ebriedad crea la ilusión de bailar en perfecta armonía con el mundo que nos rodea, sobre la cuerda tensa de la divagación.

Metafísica del aperitivo es un pequeño tratado vitalista y erudito que escudriña con ingenio uno de los pocos momentos que nuestro acelerado mundo todavía reserva a la contemplación y al ocio creador. Una novela estática que, sin embargo, nos sorprende con una inesperada peripecia final. Una obrita terapéutica para beber a pequeños sorbos.

Leído en la prensa

«En la benéfica visión de Lévy-Kuentz, el aperitivo es una digresión liberadora, un instante de gracia y efímera comunión con el mundo que nos rodea. De ahí lo de metafísica: produce una suspensión temporal, un momento de eternidad que nos faculta para la libertad, la contemplación y la descripción de la belleza.» Xavi Ayén, La Vanguardia

«Un libro singular y fascinante; un libro inesperado, divertido y lleno de opiniones y observaciones verdaderamente agudas, un admirable ejercicio de la vitalidad mental.» José María Guelbenzu, El País

«Metafísica del aperitivo nos ofrece una imagen lúcida y descarnada de la realidad. Stéphan Lévy-Kuentz detiene la máquina del tiempo y nos hace tomar conciencia de un momento concreto de nuestras vidas. En un momento dado, pasas a formar parte de la escenografía del universo (...) como si estuvieras en un cine y las escenas que contemplas fueran las secuencias de una película representada exclusivamente para ti, que debes captar en todo su esplendor porque nunca más se repetirá de la misma forma.» Luis de Dios, La Central

«Un tratado de vitalismo, una invitación a detenernos y contemplar el mundo asomados a la lectura por la que transcurren reflexiones y la mirada lúcida de un autor que encuentra la cotidanidad muy digna de ser sublimada.» Use Lahoz, El ojo crítico

«Uno de esos libritos en los que pasa de todo y no pasa nada, como la vida misma. Un canto al freno, a la improductividad, al menos por unos instantes, un alegato a favor de perder el tiempo, y la cuenta.» Laura Barrachina, Las mañanas de RNE

«Un emocionante y simbólico homenaje a ese momento del día en que parece que todo se detiene a nuestro alrededor y la felicidad parece más tangible que nunca.» Natalio Blanco, Diario16

«Una celebración de la soledad y el pensamiento llena de escepticismo y cierta tristeza, pero también de esperanza.» Iñigo Linaje, Culturamas

«Un lujo para estas horas tormentosas. Un oasis. La búsqueda de uno mismo al encuentro de fogonazos imprevisibles que surgen en el andar y ver, reposar. Un maravilloso ensayo.» Fernando Rodríguez Lafuente, ABC

«Este libro es un elogio irónico del observador acodado ante su copa que mira desde su atalaya escéptica cómo discurre la vida y se torna literatura.» David Hernández de la Fuente, La Razón

«Un pequeño tesoro de filosofía entendible, de amor por los libros y la cultura.» Gema Monlleó, Détour «Hay ideas sueltas e inteligentes sobre literatura, recuerdos biográficos, reflexiones sobre la Ilustración y la cultura hoy, postales deliciosas y snobs sobre el crepúsculo en las calles parisinas.» Xavi Ayén, Juliana Rodríguez La Voz

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