Calle de sentido único

Comenzado cuando Benjamin conoce y se enamora de la revolucionaria letona Asja Lacis, a quien va dedicado, Calle de sentido único es un texto que inaugura una nueva forma de hacer literatura y de pensar la estética. Antes que una simple recopilación de clarividentes aforismos (sobre la realidad política de una Alemania de Weimar que hoy resuena siniestramente familiar o acerca de una sutil psicología del amor), este libro es un mapa urbano ordenado según la lógica de los escaparates de una galería comercial.

La voluntad de Benjamin era, en palabras de su amigo Theodor Adorno, «contemplar todos los objetos tan de cerca como le fuera posible, hasta que se volvieran ajenos y le entregaran su secreto». Y este secreto nos habla tanto de nuestra manera de relacionarnos con las cosas de la vida cotidiana como de los sueños que proyectamos sobre ellas: en los paisajes dibujados en los sellos y los billetes, en la fe del madrugador o en la experiencia de la infancia como la de un tiempo proyectado hacia el futuro.

Benjamin encontró en Calle de sentido único una escritura que se emancipa del pretencioso «gesto universal del libro» y apuesta por un nuevo modo de entender lo estético en folletos y carteles, en archivos y catálogos, en la resistencia a desaparecer del efímero tiempo de la vida. Desde su publicación en 1928, su influencia no ha dejado de crecer.

Leído en la prensa

«En Infancia berlinesa y Calle de sentido único se ve que Benjamin tenía una inclinación poética y narrativa muy poderosa, educada en la lectura de Baudelaire y de Proust. A los dos los tradujo y se empapó de ellos, absorbiendo una influencia mucho más honda que la de la imitación del estilo.» Antonio Muñoz Molina, El País

«Unas ediciones primorosas de sus memorias, libros de bolsillo o más bien breviarios […]. Un descubrimiento, una gratísima sorpresa.» La Cultureta, Onda Cero

«Benjamin no tenía necesidad de echar mano de su imaginación. En su lugar, prestaba oído a las historias que le contaban, alguien que narra es alguien que sabe escuchar, parece decirnos. Una obra absolutamente maestra.» J. Ernesto Ayala-Dip, El Correo

«Una buenísima puerta de entrada a la obra de Benjamin para ese lector a quien quizá le asuste leer a uno de los pensadores más influyentes del siglo XX.» Marta García, Cadena SER

«Un texto estimulante, algo desconcertante, que requiere de un tipo de lectura atenta, reflexionada y de agilidad urbana muy especial. Estas reflexiones originales puestas en libro conforman quizás una obra virtuosa y experimental que ayudan a crear lectores reflexivos y críticos con todo aquello que les rodea.» Pablo Delgado, Fahrenheit 451, ABC

«Benjamin es capaz de trascender, con apreciaciones muy agudas, cualquier nimiedad.» Fermín Herrero, Epicuro

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